Por: Alejandro Meza
El periodo de terror que cada año viven los trabajadores universitarios, por la falta de recursos para cubrir los salarios, ha iniciado ya con las declaraciones del tesorero nicolaita Adolfo Ramos, quien afirma que solamente alcanzará el presupuesto hasta el último día de septiembre. Los argumentos de la falta de liquidez son diversos; sin embargo las razones no resarcen el daño ocasionado a nuestras familias, por una serie de malas decisiones administrativas.
El concepto de gratuidad, decretado, pero no presupuestado ha sido, según el tesorero, una de las razones fundamentales de la merma financiera que lesiona a la Universidad Michoacana con un monto de hasta 120 millones de pesos anuales. Este asunto ha sido despreciado rotundamente por el gobierno michoacano y por la LXXIII legislatura, que más allá de respaldar a nuestra noble institución, se han dedicado a golpearla desde la comodina estadía de sus curules. 
Para Silvano Aureoles, la UMSNH es un lastre costoso que poco o nada interesa; la inversión en educación pública no forma parte de su agenda, porque además se trata de una institución plural y progresista que levantó recientemente la mano en favor de un cambio democrático en el país, y eso no lo puede perdonar el mandatario estatal que cada día ve más remotas sus aspiraciones presidenciales.
Es muy importante entender que el periodo electoral ha terminado y los colores partidistas deben reservarse fuera de las instituciones del gobierno. Aureoles Conejo fue electo por los michoacanos y tiene una responsabilidad que cumplir frente a su pueblo. La crisis financiera en la universidad debe resolverse cabalmente con apego a lo que manda la constitución, que establece la obligatoriedad del estado mexicano de proporcionar educación gratuita, laica y de calidad.
Los trabajadores universitarios no podemos ser víctimas en la retención de nuestros salarios, porque ello constituye una medida criminal que atenta contra el sustento familiar y la salud de todos aquellos que vivimos de un salario digno. Los empleados no tenemos cuentas bancarias onerosas para resistir el retraso de las nóminas, porque solamente ganamos lo necesario para vivir de manera decorosa. Carecemos de los bonos millonarios que se asignan los legisladores y los altos funcionarios del gobierno.
Es lamentable ver los derroches financieros en el Congreso Estatal, que dilapida sumas millonarias en frivolidades, mientras que a la Universidad Michoacana siempre se da la negativa para asignar los recursos suficientes para poder cerrar el año y que los trabajadores reciban los salarios que les pertenecen.


¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
¡VIVA ETERNAMENTE EL SUEUM!