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Por: Alejandro Meza

Un terrorista es aquel que ejerce una forma de lucha política a través de la violencia y el terror. La violencia sistemática de Raúl Cárdenas no es de carácter físico, sin embargo incurre en ella mediante la indigna retención salarial y la campaña de promoción que realiza para dividir a los trabajadores universitarios afiliados al SUEUM.

El terror generado por la rectoría se configura desde el momento en que la incertidumbre económica ingresa a nuestros hogares y repercute en el sustento cotidiano familiar. La estrategia consiste en ese miedo intenso que han buscado establecer a toda costa, sin conseguir los estragos pretendidos por un rector motivado por los intereses de un gobierno estatal inepto e insensible.

Raúl Cárdenas, asegura estar abierto al dialogo con nuestro sindicato y lo reafirma ante la prensa afín, que da cobertura a sus declaraciones falaces, cuando en realidad, no ha dado respuesta a dos oficios en los que el SUEUM lo invita a continuar las mesas de negociación, instauradas para abordar el entrampado tema de las jubilaciones.

¿Cómo creer en las palabras de un rector golpista y traidor que desatiende su obligación institucional?

Hace muy poco tiempo, Raúl Cárdenas aseguraba que respetaría los Contratos Colectivos de Trabajo, al unísono que reafirmaba que no sería cómplice de la corrupción de las administraciones anteriores. Hoy la verdad se antepone a las mentiras y el actual rectorado es una réplica maximizada de la violencia y del terrorismo dirigido contra nuestro sindicato y la supuesta regeneración solo es un instrumento hipócrita para justificar cínicamente el oneroso salario del rector, cuyo monto asciende a los 92 mil pesos mensuales, sin considerar prestaciones, gastos de representación y demás partidas discrecionales a su disposición.

La agresión de Raúl Cárdenas, ha propiciado temor en los trabajadores, pero nuestra convicción y el coraje acumulado contra la gavilla de terroristas nos da motivos de peso para continuar una lucha justa, con todas las leyes implicadas a nuestro favor. No estamos dispuestos a ceder los derechos que hemos obtenido en el transcurso de muchos años; estamos de pie y con la frente en alto, aptos para la batalla y con mucha más decisión e inteligencia que aquella que tanto presumen Cárdenas Navarro y sus doctorados de cuello blanco.

¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!

¡VIVA ETERNAMENTE EL SUEUM!