Por: Alejandro Meza

Uno de los más preciados valores de la Universidad Michoacana, es la autonomía, comprendida en el Artículo 8º- de la Ley Orgánica, depositando el concepto en la comunidad que conforma la institución, con la finalidad de que los universitarios quienes se hagan cargo de los asuntos inherentes al interior de la Casa de Hidalgo. Es por ello que resulta sospechoso el marcado interés de algunos periodistas en insistir sin sustento, una reforma al sistema de jubilaciones y pensiones de los trabajadores administrativos y académicos.
De manera tajante, se ha buscado incidir en la vida interna universitaria con fines facticos, encaminados al maniqueísmo de la opinión pública, con el propósito de estimular la animadversión y el linchamiento de la clase trabajadora nicolaita.
La prensa inducida ha fijado posturas simplistas en torno a la crisis financiera universitaria, generalmente con la tendencia de culpar al sistema jubilatorio del enorme déficit de la institución educativa; pese a las declaraciones del rector, Raúl Cárdenas Navarro, que ha sido enfático al declarar que las jubilaciones no son responsables del problema financiero.
No obstante, algunos medios de comunicación, acostumbrados a la reproducción de los boletines oficiales y a la rumorología, evaden el periodismo de investigación y omiten temas fundamentales para llegar a la verdad, desestimando la corrupción, los recortes presupuestales, la retención del recurso de gratuidad y la asignación del subsidio por alumno inferior a la media nacional.
Los trabajadores universitarios no somos responsables del problema financiero que aqueja a la Universidad Michoacana, porque los empleados no somos quienes administramos los recursos presupuestales, mucho menos la asignación de los mismos y la opinión pública tiene que entender el enorme papel que juega la universidad en la reconstrucción del tejido social, mediante la formación de profesionales para la vida productiva del país.
Los mexicanos no podemos continuar cautivos de la desinformación que ejercen algunos medios de comunicación, inducidos por la clase política, mediante suculentos convenios, confabulados para el sometimiento de la crítica, en evidente deterioro de la verdad y del proceso informativo de la libertad a la que todos aspiramos.
Las jubilaciones de los trabajadores universitarios, no son el lastre que tanto se pregona y tampoco es tema que deba manosearse sin la adecuada información. En todo caso es un asunto de competencia de los sindicatos y la autoridad universitaria; por lo tanto, la opinión distorsionada de la prensa, solamente constituye un juego perverso, que obedece a intereses fácticos, ajenos a los involucrados en un entorno de carácter estrictamente laboral.


¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
¡VIVA ETERNAMENTE EL SUEUM!