Por: Alejandro Meza
La licitación en términos empresariales es el proceso reglado mediante el cual una organización da a conocer públicamente una necesidad, solicita ofertas que la satisfagan, evalúa estas ofertas y selecciona una de ellas.
Seguramente las autoridades universitarias que llevaron a cabo la supuesta licitación para el abastecimiento de las despensas de los empleados adheridos al SUEUM, establecieron estrictos requisitos como la insolvencia obligatoria, falta de infraestructura, insuficiencia de recursos humanos y desabasto en los productos a entregar; porque solamente bajo esos estándares podemos comprender que “Abarrotes La Cochera” haya obtenido la jugosa licitación.
El contrato comercial con la empresa proveedora representa muchos millones de pesos, producto de los enjuagues acostumbrados de la rectoría, que fiel a su falta de transparencia continúa gozando las mieles bondadosas del presupuesto universitario, anteponiendo siempre el eslogan de la legalidad, mientras los empleados tienen que trasladarse hasta un domicilio particular que funge como despacho de entrega y esperar en largas filas durante varias horas, para que finalmente le digan que el producto se terminó y que habrá que regresar otro día para cobrar una prestación salarial que se está reteniendo de manera ilegal, o en el mejor de los casos recibir una despensa parcial, con la promesa que muy pronto le entregarán los faltantes.
De acuerdo a los discursos oficiales del rector, la licitación tuvo la finalidad de adaptarse a los nuevos tiempos institucionales, pero sobre todo, optimizar un recurso necesario, con estricto apego al CCT. Lo cierto es que las despensas con el flamante proveedor le cuestan a la Universidad Michoacana cuatro millones de pesos semestrales más, con relación al proveedor anterior.
No hay mucho que buscar en un asunto contaminado por la creciente corrupción en la administración universitaria. El negocio es de unos cuantos simuladores, que fingieron licitar con el propósito de llevarse varios millones de pesos al bolsillo, sin considerar ningún tipo de reglas ni normativas que regularan y garantizaran el abasto eficiente de un derecho salarial en especie de los trabajadores sindicalizados.
¡Universidad o Muerte!
¡Viva eternamente el SUEUM!