Por: Alejandro Meza
Mientras algunos luchamos asumiendo el ejemplo combativo de nuestro dirigente, Eduardo Tena Flores, y enfrentamos congruentes las embestidas patronales; otros simulan luchar desde la conveniente comodidad del internet, promoviendo causas justas, pero ajenas a nuestro entorno inmediato. Resulta muy fácil hablar del hambre mundial, de las guerras en el Medio Oriente y olvidar o dejar de lado la problemática en la que estamos inmersos.
A las autoridades universitarias no les afecta en nada si nos mantenemos enajenados por las injusticias cometidas al otro lado del mundo y esto no quiere decir que los sindicalistas carezcan de sensibilidad solidaria, pero la verdadera lucha debe comenzar desde nuestra casa y no a la inversa. No podemos sucumbir en nuestros asuntos ante los problemas del mundo, cuando pretenden desmoronar nuestra Universidad.
Es simplista la evasiva de nuestra problemática vistiendo la casaca guerrillera de otros países; a final de cuentas nadie se incomodará si desviamos la atención de la batalla, enarbolando banderas ajenas, mientras dejamos libre el camino a los represores del nicolaicismo.
Nuestro objetivo es la defensa de la Universidad Pública y del sindicalismo independiente y desde esta trinchera contribuimos a las luchas mundiales contra los abusos. Emprender una batalla contra el mundo, sentados en la confortable mesa del café, es arar en el desierto, rehuyendo la realidad, en la ocupación intelectual más comodina y absorbente. Debemos enfrentar primero a los adversarios más próximos, porque olvidarlos en los laberintos profundos de las redes digitales es un camino fácil, cuando el enemigo tiene metas y objetivos bien trazados.
Hoy se requieren sindicalistas convencidos de la causa y afortunadamente somos mayoría quienes asumimos nuestra responsabilidad histórica. Los distractores son muchos y los distraídos muy pocos; afortunadamente tenemos liderazgo para rato y la respuesta mayoritaria es evidente.
¡Universidad o Muerte!
¡Viva eternamente el SUEUM!