Por: Alejandro Meza
Como ya lo habíamos previsto, los salarios de los trabajadores universitarios llegan recortados en la parte patronal del concepto de aportación de depósito, con la excusa cotidiana de que los recursos no han sido radicados a la tesorería nicolaita y omitiendo que la referida prestación forma parte del salario de la plantilla laboral y que supuestamente se encontraba garantizada hasta la primera quincena de octubre.
Tal parece que las viejas prácticas de mentira y represión están regresando a la institución mediante este tipo de medidas arbitrarias que obligan a los sindicalistas a la movilización en defensa de sus derechos; pero sobre todo en exigencia del respeto que merece el gremio laboral.
La política universitaria de austeridad siempre termina arrastrando a los trabajadores, lesionándolos en su economía familiar, sin el más mínimo escrúpulo de un rector que aprende rápidamente las costumbres lesivas de sus antecesores, en la continuidad de estilo corrupto del pasado.
La retención parcial de los salarios constituye un delito que no se repara con una evasiva hipócrita, que más allá de atenuar la gravedad de la falta, enardece el sentir de los trabajadores, que tienen el conocimiento pleno de una serie de anomalías que ocurren en la Universidad Michoacana, sin que existan visos de solución para sanear la fuga de recursos tan necesarios para cumplir con los compromisos salariales.
Las declaraciones tergiversadas del rector, son una maraña de mentiras que lo acercan al más puro estilo de Medardo Serna: es falso que solo existen 93 empleados de confianza, como también es ficticio aludir al régimen de jubilaciones y pensiones como la causa del problema financiero. El origen del quebranto tiene que ver con las prácticas corruptas enquistadas en la Universidad y contra eso no se está ofreciendo ningún antídoto hasta el momento.
La legitimidad de Raúl Cárdenas al frente de la rectoría, depende de la firmeza de sus decisiones para solventar la verdadera problemática que enfrenta la institución y asumir su mandato con responsabilidad, sin trastocar los derechos de los trabajadores, a quienes pretende masacrar con una campaña mediática de linchamiento, para luego condenarlos al hambre y la desesperación por la retención criminal de sus salarios, a pesar que hace apenas unos días, declaraba que estarían garantizados hasta la 1ª.quincena de octubre. Regresa la ola de mentiras y la corrupción parece estar latente.
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
¡VIVA ETERNAMENTE EL SUEUM!